La gestión de los alcaldes, las maquinarias electorales y el manejo del clima de opinión serán los tres catalizadores determinantes para el 6 de diciembre.
El PSUV y sus aliados tienen mayores responsabilidades -por su distribución política en lo local- sobre el desempeño de sus Alcaldes. Contar con más del 70% de los entes locales del país invitan a un desafío sobre este primer catalizador. No obstante, la oposición al contar con unas vitrinas urbanas capitales no escapa también de tal reto. Sin embargo, la constitución de éste grupo político sobre los espacios locales donde gobierna es muy característica de su tipo de electorado tradicional, lo que de entrada, a pesar de niveles suboptimos de aprobación de algunos Alcaldes, sus votantes difícilmente se comporten volatilmente.

La inadaptación a un entorno electoral distinto producto de la supresión del modo de financiamiento previsto en 1961 para los partidos políticos tradicionales en conjunto con el modo de aprender en caliente de los partidos políticos que han surgido en los últimos años, hacen de la MUD una estructura de movilización electoral insuficiente. La apelación a la espontaneidad del voto es una apuesta religiosa de este grupo político. Por su parte, sobre este catalizador el PSUV dispone de una ventaja estructural producto de la administración política que se deriva de su relación ordinariamente inseparable con las estructuras del Estado. Aunado al hecho de que no deja de ser constante el aprovechamiento en la movilización sobre determinados eventos que sirven siempre de oportunidad para alimentar y probar sus bases electorales. La exigencia de la derogación del decreto Obama así como su proceso electoral interno fueron escenarios previos para esto.
Las elecciones siempre se mueven en los vértices de cambio y/o continuidad. Quien administre aventajadamente las expectativas de los electores y los lleve a la idea de que son ellos quienes en realidad pueden encarar ese cambio o los persuadan en la idea de que continuar juntos es mucha mejor opción a un cambio no claro o definido, inclinará este catalizador de la opinión a su favor. La insatisfacción no es sinónimo inmediato de cambio, es duda, y las dudas se aclaran. ¿Hay tiempo de aclarar las dudas para el PSUV o la MUD ha llevado esa insatisfacción a una convicción profunda de cambio?
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