Las elecciones venideras resultan las puertas del futuro para una nueva generación política. Estoy convencido que no nos hemos percatado aun, pero somos probablemente uno de los países con mayor participación política juvenil del hemisferio y quizás del planeta.
Es una cantera política cuyo referente exponencial a sido casi único. Los otros, ya sea por las pasiones, los gustos modernos ajenos a la lectura o sencillamente las ideologías, los han ocultado y/o desconfigurado. No hablo solo de Romulo, Rafael o Gustavo. Sino también de Mario Briceño, Cecilio Acosta, hasta del mismo Castro Leiva.
Uno aveces añora contar con los jóvenes de otrora, esos que decantaban hasta la demagogia en poesía, o aquellos cuyas intervenciones no eran mas que pasajes históricos enraizados con cotidianidades, o mejor aun, quienes con audacia superior o hasta en letras de canciones todo podrían enmarcarlo en un cuerpo de pensamiento político y lucir -al menos en la teoría- consonos y esperanzadores.
Puede lucir incorrecto exigir mas de lo que se podría dar, o esperar con poder contar con liderazgos de tiempos pasados en un momento como este. Me recuerda mucho un familiar una frase de un hermano de mi abuelo que decía: Lo que fue - en este caso lo que es- y no paso - o pasa- es como si no hubiese sido. Sin embargo, lo que no podemos permitirnos, es dejar exigir o hacer saber lo que se necesita.
Esta generación política esta obligada a cuatro grandes desafíos que no obedecen a clichés ideológicos, que no responden a nomenclaturas partidistas. No importa quienes son, lo que hagan y en cual de los tantos lados de la historia se encuentren.
El primer desafío es convertirse en hombres y mujeres de Estado. Superemos ser burócratas de Gobiernos transitorios. Comulguemos en una visión compartida del Estado Venezolano. El segundo desafío, Amar al prójimo. Sin importar su clase, cada cual en su dimensión nos necesita, evidentemente unos mas que otros. Tercero, impulsemos con desvelo el emprendimiento. El anquilosado rentismo petrolero lo quebrantamos impulsando nuestra inteligencia en función del desarrollo. Y por ultimo, aprendamos a defender la Patria. Venezuela no es un coco seco y el mundo cada vez mas se necesitara así mismo.
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