Nelson
Villavicencio Chitty
Como seguramente es de cierta costumbre,
estaba Henrique Capriles por Sabas Nieves este domingo 29 de junio. Par de
veces, además de la de este domingo, lo había visto en el lugar y siempre
notaba cómo la gente se comportaba, o mejor dicho, reaccionaba hacia él.
La última vez que lo vi ahí mismo en Sabas
Nieves era a principios del año 2013 recuerdo. En aquella ocasión iba subiendo
a un buen paso; el polvorín de la tierra y los murmullos, los gritos, los abrazos
lanzados, las fotos pedidas, aquellos mujerones en estado de shock, era un
fenómeno aquella cosa. Y no es para menos, se trataba de quien recientemente se
hacía de nuevo Gobernador del Estado Miranda y constituía el principal
referente del liderazgo de la oposición Venezolana. Era el hombre que unos
meses después le toco enfrentar en el menor tiempo y en el escenario
sentimental y políticamente más adverso al chavismo como grupo social y
manifestación política, obteniendo en la oficialidad el mejor resultado
electoral presidencial de la oposición en los últimos diez años. No había sido poca
cosa.
Este domingo vi a Henrique, lo vi de bajada
esta vez. De inicio, la tierra no se alebrestaba y hacia aquel polvorín de hace
unos meses, habían murmullos, pero de esas futilidades que a veces suelen
acompañar a las clases medias y altas en sus conversaciones: que si aquella
viajo para tal lado, y el avión hizo escala en tal sitio, o que si fulanita se
operó con el Dr. Perencejo. Ya no habían fotos, ni gritos eufóricos. Trate de
seguirle el paso por unos minutos pensando que era un asunto de tiempo, iba
rápido, me costó seguirle. A su paso note que efectivamente sabían que era el,
una lo vio, se lo comento con quien iba y siguió, otra persona manifestó la misma
reacción. Por un instante me llegue a preguntar si efectivamente era él y si
estaba en otro país. Pero no, estaba en Chacao, que es parte de su
jurisdicción, en medio de personas que que constituían el tipo de elector de
mayor preferencia hacia su opción.
Seguí bajando y observando a su alrededor.
Todo continúo igual. Luego le perdí de vista, y recordé varias cosas tratando
de darme respuesta. Primero, recordé mensaje sin destino de Iragorry y su
crítica a la falta de nuestra memoria histórica, luego a Gil Fortul y una frase
de uno de sus libros llamado el Hombre y la historia donde afirma que el alma
de un pueblo es la síntesis de toda su historia. Por ultimo recordé la
volatilidad sentimental y electoral que pueden encarnar las clases medias. Pero
evidentemente la cosa va más allá de un asunto de clase, se trata de grupo, de
nación, de país. Pero, es que ¿Cómo va a ser nuestra alma como pueblo sino
tenemos memoria histórica?
Ayer vi a Henrique y con él
a nosotros.
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