Articulo para el diario Ultimas Noticias
El domingo pasado compitieron
en Colombia tres hombres y dos mujeres que venían de tener alguna relación
política y hasta sentimental con el Ex Presidente Álvaro Uribe. Los cinco, sin exclusión.
El primero, su delfín de turno, Oscar Iván Zuluaga, quien logro hacerse del
primer lugar en la primera vuelta; el segundo, el actual Presidente, Juan
Manual Santos, quien fue Ministro de Defensa en el Gobierno de Uribe entre los
años 2006-2009 y abanderado presidencial del mismo en el año 2010. Las dos
mujeres, la Ex Ministra de Defensa de Uribe en el año 2002, Martha Lucia
Ramírez, y, Clara López, quien fue novia de Uribe cuando ambos trabajaron en el
Gobierno de Alfonso López Michelsen en los años setenta. El último competidor, fue
Enrique Peñalosa, quien en el
año 2011 intento nuevamente ser alcalde de Bogotá -lo fue a finales de los
noventa- con el auspicio ¿Adivinen de quién? Del Ex Presidente Uribe. Se trató de
una competencia electoral del uribismo sentimental y político.
Junto a esta sombra del
poder y de aparente poder también, hay otra que se manifiesta y es digna de
estudio y consideración. Se trata de los resultados del histórico partido
tradicional del sistema político Colombiano, el partido conservador. Este
partido político en las elecciones presidenciales del año 2010 obtuvo tan solo
el 6,14% del electorado Colombiano, unos 892.323 de votos. Desde entonces, su
política de alianzas le ha valido para hacerse de ser el segundo partido
político con más representación política en alcaldías y consejos municipales,
la tercera fuerza política en el poder legislativo nacional –muy cercana a la
segunda fuerza-, y recientemente su votación en las elecciones presidenciales
creció en un 9,40%, obteniendo 1.995.118 de votos. Más 1.100.000 votos en
relación a su elección presidencial pasada.
La alianza del nuevo
uribismo y el partido conservador parece estar decantada. Pase lo que pase en
la segunda vuelta, son los ganadores en la sombra del poder. En suma, ambas
fuerzas políticas concentran un importante espacio de poder en la dimensión
legislativa y a nivel local. Al parecer, los Colombianos no están votando entre
la guerra o la paz, están votando por quien la ley en algún momento le impidió postularse.
Ojala así se mantenga, al menos en la formalidad.
@villachitty
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