Reflexiones sobre Bourdieu y su libro Intelectuales, política y poder. Capitulo “La Tecnocracia de la comunicacion”. Anotaciones para una reseña bibliográfica.3
Agobiante resulta para quien entienda que si no es público su accionar,
por muy menesteroso que fuese, el impacto del mismo termina en un saco roto si
no se logra hacer saber. Claro está, me refiero a aquellos con interés del
crédito público, del reconocimiento, del aplauso buscado, no los de la caridad
discreta, los de la sigilosa misericordia. Hablo de los aspirantes y poseyentes
del poder político.
Aspirantes y poseyentes transcurren en infinidad de veces por el
problema de la tranca, del desvío, de la no atención y seguramente a veces de
la estratagema de la exclusión comunicacional. Según Bourdieu en el capítulo
que se denomina como el título de esta entrada, esto es el resultado de una
acción conjugada de varios factores, algunos de estos factores depende de la
evolución interna de la producción cultural, sobre este punto el autor se
refiere en especial a la vocación especialísima de los investigadores y
comunicadores a prohibirse la ambición, la amplitud intelectual, y de prestarse
más bien al hecho noticioso, al credo especializado, a lo diminuto, a lo
concreto. La otra conjunción de factores que determinan la dificultad de la
noticia de aspirantes y poseyentes, está relacionada según Bourdieu, al
resultado del dominio cada vez más prominente de la tecnocracia que manda a los
ciudadanos de vacaciones, favoreciendo la “irresponsabilidad organizada” (Si, a
veces ese hecho manifiesto que notamos en las fechas cumbres de desaparición
espontanea de la ciudadanía, a eso es lo que llama “irresponsabilidad
organizada” Bourdieu recordando la fórmula de Ulrich Beck).
El apaciguamiento ciudadano en lo estelar que a veces no responde ni al
más incendiario y trágico-emocional discurso ni
al más desdeñable transito vivencial puede ser el resultado de esta
complicidad tecnocrática de la comunicación que prepara esta cultura vacacional
ciudadana. El control social y político a través de lo comunicacional es cada
vez más un hecho manifiesto. Esta complicidad a la que aludimos no es
individual – como ninguna-, sino con algo, con alguien, con varios, esta se da
comúnmente entre tecnócratas – los del poder (algunos) y los de la
comunicación- La aspiración de estos cómplices, además de la “irresponsabilidad
organizada” (la desconexión general del público sobre temas políticos sensibles
acompañada de una distracción de apariencia inexplicable) es la de instaurar un
vacío de la rutina mediática en el corazón del aparato comunicacional. Es la
pauta para la intelectualidad orgánica que va en la dirección de monopolizar el
debate público en detrimento de los intelectuales mismos, de los políticos
mismos. Es la pauta para la literatura comercial y para las necesidades del
comercio. La aparición de más cultura, literatura e intelectuales de nuevo cuño
suele estar acompañado en últimos términos de este despropósito.
Este vacío de la rutina mediática en conjunto con la preparación de las
vacaciones ciudadanas, es el propósito de la complicidad de parte de la
tecnocracia política con la comunicacional que puede explicar la anomia de
sociedades.
@villachitty
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