Con la entrada en vigencia de la primera
Constitucion del Siglo XXI, el sistema politico reubico a su ultimo actor
preponderante. La inadaptacion de este o estos, porque hay mas de medio
centenar de partidos politicos en la Venezuela de hoy, de siglas y militantes,
a un entorno donde la democracia se reclama desde el espacio mas elemental,
hasta en las decisiones menos sospechadas - y es que en lo formal hay espacios
de participacion no solo para ser elegido, sino tambien para defender al pais,
de si mismo, y de otros- ha llevado a escenarios de comprension difusa del
contexto llevando a unos hacia esferas competitivas y a otros a escenarios de
resistencia, confundidos con rebelion. Esa cohabitacion de actores agrupados
con propositos de competitividad, resistencia y rebelion al mismo tiempo, es el
resultado de la incompresion de un entorno que ha desmembrado el modo de hacer
politica – no de llegar al poder- desde
el sitial de honor del sistema del siglo XX.
La Democracia, que es un fin de, pero
tambien un medio para, pero a su vez modus vivendi en, es reclamada a capricho
desde la individualidad y defendida a gritos alejados de la convergencia de al
menos estos propositos. Los empresarios reclaman garantias democraticas, pero
no para avanzar en la democratizacion de derechos sociales y economicos, sino
evidentemente para vender mas y mejor. Los partidos politicos ponen una
atencion incomoda -para algunos- en las elecciones, pero no para ser mejores y
mas democraticos, sino evidentemente para tener mas poder y en algunos casos
solo influencia. Los ciudadanos quieren mas democracia en todo y para todo,
pero no para construir republica o ser mejores ciudadanos, sino para afirmar la
creencia de que es asi como se vive mejor.
Siendo esto asi, donde empresarios, ciudadanos
y partidos politicos obran sobre propositos distintos en la defensa de la
democracia, todos entendibles y necesarios, es objetable adjudicar la
pretension del deterioro de la misma cuando vemos que el rol de cada uno, desde
la perspectiva del otro, tiene sentido. Mas aun, no es sugerente afirmar que el
devenir de la politica esta asociado a un tipo particular de defensa de la
democracia en determinadas circunstancias. En todo caso, es a la inversa, quien
quiera ver hacia donde va la democracia, que vea hacia donde va la politica.
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